Ricardo Arjona - Se fue
sin el protocolo de un buen bofetón,
sin el argumento de un pecado ilustre,
o el presentimiento de una anomalía que amerite el caso.
Sin decirme nada,
sin decir por qué,
sin una coartada o una explicación,
sin una mentira escrita en un papel,
sin las cursilerías típicas del caso,
sin decirme nada,
sin decir por qué,
se fue.
Y yo pensando en ella como si fuese única,
aferrado a su ausencia como si fuese sólida,
pidiéndole a la vida que quizás la química,
la devuelva buscando algún beso mágico.
Sin decirme nada,
sin decir por qué,
sin una coartada o una explicación,
sin una mentira escrita en un papel,
sin las cursilerías típicas del caso,
sin decirme nada,
sin decir por qué
se fue.
Sin la antología de reproches básicos,
sin el ejercicio de memorias turbias,
sin algún ataque de mamitis crónica,
o el antecedente de un chisme siniestro que lo explique todo.
Sin decirme nada,
sin decir por qué,
sin una coartada o una explicación,
sin una mentira escrita en un papel,
sin las cursilerías típicas del caso,
sin decirme nada,
sin decir por qué
se fue.
Y yo pensando en ella como si fuese única,
aferrado a su ausencia como si fuese sólida,
pidiéndole a la vida que quizás la química,
la devuelva buscando algún beso mágico.
Sin decirme nada,
sin decir por qué,
sin una coartada o una explicación,
sin una mentira escrita en un papel,
sin las cursilerías típicas del caso,
sin decirme nada,
sin decir por qué
se fue.
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