Ricardo Arjona - Mesías
anda en auto blindado por precaución,
el papa le teme a algún despido en masa.
Viene rasurado y de Christian Dior,
para estar a la altura de la situación,
los judíos dicen que ese es el que esperaban.
Tiene un penthouse en Manhattan,
y un piso en París,
un doctorado en Harvard,
y un affair con una actriz.
Toma un trago en el Village con Bill Gates,
oye un poco de jazz por distracción,
revisa la bolsa y le invierte a la iglesia.
Hace un poco de jogging en Central Park,
aprende kung fu en china town,
prepara un golpe y nadie sabe la fecha.
Tiene una escolta armada,
con tipos de Israel,
y una magnum 45 para él.
Dicen que es el que vino y juró que iba a regresar,
que se hizo cirugía en las manos para disimular,
que es el enviado del cielo y que está en Manhattan,
y esta vez su estrategia, no es igual.
Tiene un socio en Japón, otro en Afganistán,
habla a diario con Dios por el Internet,
promueve un cambio y se ha ganado enemigos.
Ya compró CNN y está usando su espacio,
con discursos que invitan a quitarnos el velo,
y el caos impera y el planeta se espanta.
La iglesia lo acusa de hereje,
y el pentágono de terrorista,
y en el filo de la navaja… la fe.
Dicen que es el que vino y juró que iba a regresar,
que se hizo cirugía en las manos para disimular,
que es el enviado del cielo y que está en Manhattan,
y esta vez su estrategia, no es igual.
Se ha suicidado un magnate en La Gran Manzana,
se lee en la portada del New York Times,
y una nube de dudas le hacen sombra al sol.
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