Ricardo Arjona - Loco
de aquel golpazo en la escuela,
que te mando a otro mundo,
cambió tu vida en un segundo,
justo a la hora del recreo.
Lo que siguió fueron todos hospitales,
especialistas en deficiencias mentales,
metiendo cubos en triángulos,
buscándole al círculo ángulos,
y te diagnosticaron locura.
Te abandono tu padre y tu madre,
y hasta el maldito apellido aquel,
te abandono la comadre y el compadre de tus padres,
y hasta el tío Ismael,
el amor apago el foco,
¿a quién le interesa un loco?,
excepto al mismo loco aquel.
¿Dónde está el manicomio para Dios?,
ahí adentro o aquí afuera,
¿dónde se han fraguado las matanzas?,
ahí adentro o aquí afuera,
regálame un poquito,
un poquito de locura,
que me ando fijando mucho en la marca de mi pantalón.
¿Se te apagó la luz o la encontraste?,
¿se te zafó un tornillo o lo apretaste?,
¿cuál es la dimensión de la locura?,
si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna,
si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna.
Te agarraste de una nube y te escapaste,
al primer planeta que encontraste,
y sin darte cuenta te salvaste,
de todas las cosas que dejaste,
de la geometría, de la geografía, de la economía,
de todo este mundo y sus cursilerías,
de estar a la moda, de ser una escoba, de una novia boba,
y hasta de una posible boda.
¿Se te apagó la luz o la encontraste?,
¿se te zafó un tornillo o lo apretaste?,
¿cuál es la dimensión de la locura?,
si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna,
si es más cuerdo el que piensa o el que mira la luna.
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