Ricardo Arjona - Fuego de juventud
la libertad de esa niña que más bien ya es toda una mujer.
Cierras puertas y ventanas,
una fuga crees evitar,
no ves que por los cristales que dan a la calle
ella ve al tiempo pasar,
desnuda mira su cuerpo y ve que la infancia ha pasado ya.
Seguro que ya olvidaste hace mucho tiempo ya,
que en tu pecho había un fuego,
que era el fuego de la juventud,
y ahora no eres más que hielo,
enfriando ese vástago de mujer.
Suéltale la rienda a esa muchacha,
que ella quiere vivir,
ella quiere volar,
ella quiere reír,
ella quiere vivir.
Suéltale la rienda a esa muchacha,
que ella quiere tener,
una mano amiga,
una boca vecina,
un beso en una esquina.
Y no le arranques más,
y no le robes más,
ese fuego de juventud,
de juventud.
Todos los hombres son malos,
acostumbras a decir,
quiero que sepas mi amigo que
el león juzga por su condición,
y que no es justo que ella
pague todo el daño que un día tú hiciste.
Prohibidas las amistades,
que la puedan distraer,
no ves que son dos amigas,
son soledad y aburrimiento,
lo peor es que ella es tan bella,
tiene tanto que ofrecer.
Suéltale la rienda a esa muchacha,
que ella quiere vivir,
que ella quiere volar,
que ella quiere reír,
que ella quiere vivir.
Suéltale la rienda a esa muchacha,
que ella quiere tener,
una mano amiga,
una boca vecina,
un beso en una esquina.
Y no le arranques más,
y no le robes más,
ese fuego de juventud,
de juventud.
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