Ricardo Arjona - El del espejo
vives bajo el pellejo de ese maniquí,
que se va haciendo viejo,
ignorando que es lo que hace aquí.
Te pones camisa y el vaquero de ayer,
sales siempre de prisa al amanecer,
sacudiendo cenizas,
de tiempos que no van a volver,
tan ruin y tan desamparado,
tan solo y tan minimizado.
Un taxi en la esquina un pan con jamón,
sigues la disciplina del escalafón,
campeón de la rutina de ser solo otro más del montón,
corbata suicida chaqueta marrón ya metiste,
la vida en el calefón,
pones sal a la herida,
y algunas tachuelas al colchón,
tan hippie y tan encarcelado,
tan libre y tan disciplinado.
Nadie te hará un homenaje,
cuando mueras un lunes por la tarde,
nadie se acuerda de nadie,
y menos de un tipo tan cobarde,
¿Me estás oyendo tú el del espejo?
aunque no estamos ya pa consejos.
Ya soy el idiota que abordo en cuestión una simple pelota,
de la situación que rebota y rebota,
con tal de no abrazar la tensión,
planeando la huida de la libertad,
se me ha ido la vida sin la voluntad,
Por faquir y suicida,
soy solo un peón de la sociedad,
tal dócil y tan vulnerable,
tan débil y tan olvidable.
Nadie te hará un homenaje,
cuando mueras un lunes por la tarde,
nadie se acuerda de nadie,
y menos de un tipo tan cobarde.
Nadie te hará un homenaje,
cuando mueras un lunes por la tarde,
nadie se acuerda de nadie,
y menos de un tipo tan cobarde,
¿Me estás oyendo tú el del espejo?
Aunque no estamos ya pa consejos.
Nadie te hará un homenaje,
cuando mueras un lunes por la tarde,
nadie se acuerda de nadie,
y menos de un tipo tan cobarde,
nadie se acuerda de nadie…
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