Ricardo Arjona - Duerme
con un leve zumbido al respirar,
tu cara sin gestos,
tus pechos pretextos,
de una posible maternidad,
toda tú dormida allí,
después de la estampida,
de dos cuerpos y el amor.
Tu vientre haciendo un hueco,
para guardar mis pistilos de agua luz,
tus pies descubiertos,
tus brazos abiertos,
tu ombligo el universo todo en ti,
y yo me fumo tu aliento,
después de la batalla,
de dos cuerpos y el amor.
En tus uñas hay rastros de mi piel,
y en mi piel hay sudor del compartido,
es sudor de sal que sabe a miel,
son tus manos arañando en lo prohibido.
Duerme, duerme…
que yo aún no sé si estoy soñando,
se vino el cielo a este lugar,
mientras tu cuerpo aun temblando,
duerme, duerme…
que seré el centinela de tus sueños,
que no hallarás allí uno mejor,
que del que acabo de ser dueño.
Tu pelo derramado,
llenando de azabache mi colchón,
tus uñas pintadas,
tus piernas cerradas,
tus pliegues en perfecto claro obscuro,
y yo creo más en Dios,
después de la fortuna,
de dos cuerpos y el amor.
Y tú que aún no te enteras que te amo,
porque no entiendes el lenguaje de mis manos,
mañana al despertar yo te diré,
lo que este tiempo por cobarde me callé.
Duerme, duerme…
que yo aún no sé si estoy soñando,
se vino el cielo a este lugar,
mientras tu cuerpo aun temblando,
duerme, duerme…
que seré el centinela de tus sueños,
que no hallarás allí uno mejor,
que del que acabo de ser dueño.
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