Ricardo Arjona - Desde la calle 33 (en vivo)
fui vecino de una panadería,
mi mejor juguete era un gato,
su maullido me inspiro melodías.
Crecí en la 33,
y había de todo un poco,
hombres que morían estrés,
viudas, travestis locos.
Era un mundo gris,
el color lo pintaban tus ganas de vivir,
mas era feliz,
los sueños no apuntaban más allá de la nariz,
quería ser bombero de la compañía 26.
Un día conocí la escuela,
y por falta de entusiasmo,
conocí mis primeras penas,
y porté las orejas de asno,
pero aprendía a leer,
y con esto aumentaron mis ganas de saber,
conocí a Borges, a Márquez y también al señor Gitar,
y un matutino me contó que existía Vietnam.
Desde la calle 33, desde la calle 33,
allí donde no existía ley,
nacen historias sin rumbo de lo simple a lo profundo.
Desde la calle 33, desde la calle 33,
allí donde no existía ley,
una guitarra fue mi norte y señaló mi rumbo.
Probé mi primer cerveza,
y a los 12 mi primer cigarro,
me hice hombre junto a una princesa,
en la parte posterior de un carro,
mientras las drogas,
eran para mis amigos la nueva travesura,
yo volando mi humilde alcoba,
atrapando musas en mi partitura,
encontré el camino que hoy me trajo hasta aquí.
Desde la calle 33, desde la calle 33,
allí donde no existía ley,
nacen historias sin rumbo de lo simple a lo profundo.
Desde la calle 33, desde la calle 33,
allí donde no existía ley,
una guitarra fue mi nombre y señaló mi rumbo.
Desde la calle 33,
desde la calle 33.
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