Ricardo Arjona -
Tengo siete vidas y he perdido seis,
y esta que me queda, me la gasto solo.
Besaré a quien quiera, sin el corazón,
y si se enamoran, me dará lo mismo.
Te lo digo a ti, que me has caído bien,
este que está aquí solo dura una noche.
Y tocó la puerta de mi soledad,
y le abrió desnudo el hombre que le ocultó.
Le entregué las llaves de mi libertad,
y lo que era culpa, se nos hizo indulto.
Era tan segura mi debilidad,
que después de un beso no la olvidé nunca.
Como los espejos imitándose,
como los soldados defendiéndose,
corazones rotos con poquita fe,
vidas paralelas rechazándose,
miedo a lo futuro protegiéndose.
Y aunque el primer beso nos quitó la sed,
quedará en tus manos mi poquita fe.
Tengo tantas ganas de quedarme aquí,
con esta fachada de hombre soberano.
Se quitó el vestido y lo decidí,
cargaré el complejo de este amor Freudiano.
No esperes la calma tras la tempestad,
si enciendes el fuego, no lo apagues nunca.
Como los espejos imitándose,
como los soldados defendiéndose,
corazones rotos con poquita fe,
vidas paralelas rechazándose,
miedo a lo futuro protegiéndose.
Y aunque el primer beso nos quitó la sed,
quedará en tus manos mi poquita fe.
Besaré tu espalda con mi soledad,
hundiré mi torso con su libertad,
hurgaré tu cuerpo con mi oscuridad,
y que Dios decida lo que pasará.
Como los espejos imitándose,
como los soldados defendiéndose,
corazones rotos con poquita fe,
vidas paralelas rechazándose,
miedo a lo futuro protegiéndose.
Y aunque el primer beso nos quitó la sed.
Como los espejos imitándose,
como los soldados defendiéndose,
corazones rotos con poquita fe,
vidas paralelas rechazándose,
miedo a lo futuro protegiéndose.
Y aunque el primer beso nos quitó la sed,
quedará en tus manos mi poquita fe.
Vidas paralelas rechazándose,
miedo a lo futuro protegiéndose,
y aunque el primer beso nos quitó la sed.
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