Luna se quitaba la ropa,
una historia en cada botón.
Luna te besaba en la boca
y detenía el corazón.

Luna nunca tuvo apellido,
tampoco nacionalidad.
Si algo no estaba permitido,
era su necesidad.

Viene de una historia curtida,
de escupirle al destino,
de falsear la baraja,
de esconder la verdad.

Yo, que era tan poquita cosa,
esto no podía pasar.
Luna y esas curvas de diosa,
y yo jugando al azar.

Luna decidía el momento,
Luna me indicaba el lugar.
Luna, el noveno mandamiento,
mi pecado mortal.

Luna nunca hablaba de estrellas,
ni de sueños furtivos,
ni futuros en crisis,
ni de celos, ni amor.

Luna, ella se llamaba solo Luna,
como Luna nunca hubo ninguna.
Luna, lo mejor que me pasó.

Luna, ella se llamaba solo Luna,
como Luna solo existe una.
Luna, lo mejor que me pasó.

Luna se paraba en la pista
mientras se caía el lugar.
Nunca hubo nada que exista
como verla bailar.

Yo una vez le dije: «Te quiero»,
y fue la última vez que la vi.
Ella no quería un prisionero,
muy tarde lo entendí.

Hoy le escribo cartas al viento,
suplicando que el tiempo
me devuelva a la Luna
que hace tiempo perdí.

Luna, ella se llamaba solo Luna,
como Luna nunca hubo ninguna.
Luna, lo mejor que me pasó.

Luna, ella se llamaba solo Luna,
como Luna solo existe una.
Luna, lo mejor que me pasó.