Ricardo Arjona - Barcelona
Fui a Barcelona y te busqué,
justo en aquel mismo café
donde una tarde pregunté:
“¿Por qué tan sola?”
Mientras Gaudí, desde un balcón,
nos vigilaba,
me tuve un poquito de fe:
“¿Me aceptarías un café?”
Y en catalán me contestaste: “Asseu-te”.
Cuando te vi, mi corazón ya te adoraba.
La misma tarde, a Cadaqués,
y en Portlligat, justo a las diez,
yo te besaba, y nos veía el Mediterráneo.
Como siameses, todo el mes
hicimos base en Cadaqués.
Yo era Dalí y tú, mi Gala enamorada.
Dejamos todo en su lugar
para volvernos a encontrar,
y la distancia le ganó a la maravilla.
La vida nunca te perdona;
hoy ya nadie sabe de ti en Barcelona,
en Barcelona.
Tus cartas aún en mi buró,
y, aunque jamás se me olvidó,
la juventud te hace dar saltos como un loco.
Pensé que había más amor después del tuyo.
Las ramblas y el pueblo español,
te busco en cualquier callejón,
y azul Picasso, pa’ guardarte en la memoria.
Como siameses, todo el mes
hicimos base en Cadaqués.
Yo era Dalí y tú, mi Gala enamorada.
Dejamos todo en su lugar
para volvernos a encontrar,
y la distancia le ganó a la maravilla.
La vida nunca te perdona;
hoy ya nadie sabe de ti en Barcelona,
en Barcelona, ey.
Como siameses, todo el mes
hicimos base en Cadaqués.
Yo era Dalí y tú, mi Gala enamorada.
Dejamos todo en su lugar
para volvernos a encontrar,
y la distancia le ganó a la maravilla.
La vida nunca te perdona;
hoy ya nadie sabe de ti en Barcelona,
en Barcelona, ey.
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